Tiempo de consagración, intercesión y renovación espiritual.

Durante cuarenta días, toda la iglesia se une en un mover de búsqueda profunda, estableciendo tres tiempos diarios de oración que nos mantienen conectados con la presencia y dirección de Dios.

Tiempos de Oración:

Matutino (4:00 – 5:00 a.m.)
Iniciamos el día en intimidad con el Espíritu Santo. Es un tiempo de entrega, rendición y dirección divina. Clamamos por santidad, avivamiento y la expansión del Reino.
En la madrugada, Dios despierta a los intercesores que buscan su rostro con pasión.

Mediodía (11:00 – 12:00 p.m.)
Un espacio para renovar fuerzas en medio de la jornada. Se ora por las familias, los hogares, la unidad del cuerpo de Cristo y la provisión diaria.
Recordamos que en Cristo tenemos sustento, paz y propósito.

Noche (7:00 – 8:00 p.m.)
Cerramos el día con gratitud y adoración. Es un momento de descanso espiritual, donde presentamos peticiones, agradecimientos y dejamos todo en las manos del Señor.
La oración nocturna fortalece nuestra fe y nos cubre bajo el abrigo del Altísimo.

Texto base:
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro… entonces yo oiré desde los cielos.”
— 2 Crónicas 7:14

Enfoque general:
Durante estos 40 días se promueven vigilias, devocionales y cadenas de oración global, pidiendo por:

• Avivamiento espiritual en las naciones.

• Sanidad de las familias.

• Expansión de las obras ministeriales.

• Salvación y restauración de vidas.